Analizando las tendencias virales en Internet

Es una realidad con la que nos hemos acostumbrado a convivir: entrar a echar un vistazo a las redes sociales y toparnos con decenas de vídeos y fotos de carácter personal que inundan cada día nuestros muros. Y un puñado lo hacen con la esperanza de convertirse en virales, de multiplicar las visitas, traspasar fronteras y, por qué no, conseguir el éxito explosivo e inmediato que es capaz de otorgar Internet.

La exposición masiva de la vertiente más íntima de la sociedad, lleva asociado el nacimiento de redes como YouTube, Facebook, Twitter e Instagram, que han ido aumentando con los años y parecen no tener freno. ¿Por qué nos exhibimos tanto? Estas formas alternativas de comunicación han derivado en un cambio colectivo de actitudes?

¿Qué efectos puede tener?

«Esta tendencia a mostrarnos no es nueva, aunque las redes sociales lo han hecho más evidente. Querer ver y ser visto, exhibirse ante las multitudes, es propio de la moda y la contemporaneidad, y ya hace más de 100 años que llegó. Pero aunque muchas veces en estos actos no hay una comunicación propiamente dicha, esto no quiere decir que no tenga unos efectos «, explica Francisco Núñez, doctor en sociología especializado en la sociología de las emociones y profesor de la Universidad Abierta de Cataluña ( UOC).

De estos efectos, sin embargo, no siempre somos conscientes, y menos cuando hablamos al mundo desde el sofá de casa a través de un dispositivo móvil, en una acción que a menudo planteamos como cotidiana e inofensiva y que inicialmente dirigida a nuestro público más cercano. «La proximidad del aparato móvil a veces no nos deja ver la magnitud de la tragedia, porque esa foto o vídeo que pensamos que verán los amigos puede estar viendo todo tipo de gente diferente que quizás no la entenderá igual que tú y se generarán unas consecuencias «, se suma Trina Milan, doctora en Antropología Social y Cultural y experta en nuevas tecnologías e innovación.

Así, tanto nos puede catapultar a la fama sin intermediarios para que, por ejemplo, una agencia de publicidad se fije en nuestra idea, como por el contrario, nos puede enterrar en la miseria para que de manera inesperada levante un vendaval de agrias críticas .

El reciente caso caranchoa es una muestra clara: el youtuber español MrGranBomba hace unas semanas quiso subir un vídeo grabado con cámara oculta que, con la intención de divertir a su audiencia bromeando, se le volvió en contra: increpó un repartidor diciéndole caranchoa mientras le pedía una dirección y el hombre, molesto, le dio un bofetón. En pocos días, lo despertó multitud de reacciones, muchas censurando el joven, que acabó decidiendo cerrar todos sus canales sociales a raíz de la presión.

Uno de los motivos para que, al entender de Milan, pasan situaciones como ésta tiene lugar por el hecho de que «estamos obviando la forma clásica de comunicación». Aquella en la que se crea un contenido y usa un canal con un objetivo concreto. «Ahora se ha difuminado pero seguimos pensando que funciona así», evidencia Milan. Y termina concluyendo: «Esto no hace que Internet sea bueno o malo, sino que nos hace plantear como usamos el canal.»

Lo viral deslumbra

El efecto viral, o lo que es lo mismo, la posibilidad de conseguir notoriedad e influencia, deslumbra. Núñez lo compara con el sueño americano: «¿Cuántos son los que al final se enriquecen? No muchos. Pero son muchos los que se deslumbran con este mito de querer ser influencers o, ya antes, celebridades, y tener muchas visitas y muchos likes «.

Estas nuevas maneras de comportamiento han llevado hacia una acción social que el profesor universitario tacha de «bastante pobre»: no se trata de colectivos de gente que junta hace cosas, sino que se generan imaginarios colectivos y unas fantasías que afectan las emociones. «Se crean fantasmadas», define claramente.

¿No aprendemos como sociedad?

Sorprende que, tras más de una década usando las redes, hay quien aún comete el error de mostrarse en exceso en la red, acabando perdiendo el trabajo o dañando su reputación. «Pero el tiempo es muy relativo: 10 años en tiempo histórico no es nada, aunque tenemos que aprender», dice Milan.

Debes saber:

1. Narcisismo e individualismo
Esta era de la comunicación, afirma Núñez, tiene «mucho narcisismo e individualismo». Se cree que la vida auténtica pasa por ser el centro de las miradas.
2. Una autoestima más baja?
Los que tienen autoestima más baja se muestran más? Según Núñez, no tiene por qué: «Buscar la aprobación del resto es una reacción muy humana y social.»
3. Las redes van cambiando
los errores que a menudo se cometen a la hora de comunicar en Internet hay el agravante que las redes están en constante mutación propia, por el uso que hace la gente. Nada ya es previsible.
4. Criterio para usar la información
«Ahora cualquier persona es capaz de generar una noticia, pero en cambio no todo el mundo tiene el criterio profesional para usar esa información», sentencia Trina Milan.